martes, 21 de mayo de 2013

NOTICIA TEMA 8: LA OLIGARQUIZACIÓN



La Razón / Carlos Ernesto Ichuta Nina
00:17 / 18 de abril de 2013
La historia de los partidos en Bolivia está determinada por el caudillismo, el faccionalismo, la oligarquización y el divisionismo políticos. Esta última condición ha permitido incluso el surgimiento de partidos efímeros y de organizaciones formadas como “partidos taxi”, según una ilustrativa clasificación de estudiosos bolivianos residentes en EEUU. Con base en esas condiciones, estos investigadores identifican además al sistema de partidos bolivianos como carente de institucionalización, apoyando un viejo estudio de Scott Mainwaring y Timothy Scully. Pero aunque todos los partidos en el país fueron determinados por las condiciones mencionadas, varios analistas que han convertido al Movimiento Al Socialismo (MAS) en su objeto de estudio han lanzado hipótesis que hacen suponer a ésta como una forma partidaria de nuevo cuño y una organización de características sui géneris.

En primer lugar, Jorge Komadina, Herve do Alto y Pablo Stefanoni, investigadores que adquirieron autoridad en el tema, argumentan que fue en el seno de los congresos campesinos que tomó fuerza la tesis de la constitución de un instrumento político, por lo que el carácter organizativo de éste necesariamente debía estar en relación con la forma organizativa del movimiento campesino y los sindicatos, particularmente los cocaleros, el sector más insistente en la constitución de ese instrumento, con Evo Morales a la cabeza. Sin embargo, el Primer Congreso Extraordinario de 1995, que reunió a las organizaciones laborales, campesinas e indígenas, dio lugar a la constitución de la Asamblea por la Soberanía de los Pueblos, que entró con serias limitaciones a la arena institucional por carecer de registro. Esto impulsó a la Asamblea a aliarse con la Izquierda Unida y a sus representantes a ocupar una posición subordinada respecto de los izquierdistas. La tesis se había desviado así de los intereses cocaleros, por lo que éstos buscaron por sí solos la constitución del Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (IPSP) y a adquirir la sigla MAS, de origen falangista, asumiendo una forma de organización partidista. Esto debido a las propias exigencias de la democracia representativa y la necesidad de proyección de un liderazgo adecuado al institucionalismo presidencial. Por ello, si bien la constitución del MAS-IPSP fue distinta a la de otras organizaciones partidistas, en las condiciones de la democracia representativa tuvo que asumir una forma organizativa fundada en el caudillismo y la oligarquización del poder, fenómenos históricamente inevitables en el mundo.
OPINIÓN:
Una de las posibles consecuencias de la burocracia es la oligarquización, una tendencia a la generación de una élite que tiende a perpetuarse en el poder. En la medida que distintos campos sociales se van haciendo cada vez más autónomos, van emergiendo élites sectoriales que defienden sus propios puntos de vista. Desde este ángulo, uno de los problemas centrales de las sociedades modernas es la integración horizontal, es decir, el mantenimiento de relaciones medianamente armónicas entre distintas élites sectoriales. Por otra parte, también presentan el desafío de la integración vertical, esto es, el establecimiento de un contacto fluido con el común de la población.
Bibliografía: La Razón

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