INSTITUCIONES SOCIALES
La Iglesia inscribió 4.500
propiedades sin publicidad y sin pagar impuestos
Las diócesis vivieron un boom inmobiliario a partir
del año 2003
El obispado de Córdoba registró la mezquita en marzo
de 2006 por 30 euros
Entradas a la Mezquita sin IVA
La Iglesia experimentó un boom inmobiliario muy particular, sobre
todo, a partir del año 2003. Una reforma de la ley Hipotecaria en 1998 durante
el Gobierno Aznar permitió a la Iglesia, y solo a la Iglesia, inscribir lugares
de culto y otras propiedades que no estuvieran registradas. La consecuencia de
esta reforma fue una movilización de los ecónomos de las diócesis, algunos de
los cuales llegaron a contratar aparejadores o personal técnico. En este
proceso, la Iglesia registró a su nombre 4.500 propiedades, según fuentes
fiables cercanas a los registros de la propiedad, algunas tan notables como la
mezquita de Córdoba.
El registro se hizo sin necesitar otro requisito que una certificación del
Obispo, sin estar obligada a hacerlo público por edicto y sin pagar el impuesto
de transmisión patrimonial. Los ciudadanos de Córdoba averiguaron en 2009 que
la mezquita había sido registrada a nombre del Obispado tres años antes (el 2
de marzo de 2006), acto que le costó 30 euros.
Si el Gobierno Aznar liberalizó el suelo, también le concedió a la Iglesia
católica un resquicio legal que le permitió hacerse con templos, ermitas, casas
parroquiales, cementerios y fincas de todo tipo, algunas de las cuales vendió
con posterioridad a su registro y le permitió obtener las correspondientes
plusvalías, por una cuantía desconocida porque ni siquiera tienen la obligación
de rendir cuentas a la Conferencia Episcopal en este asunto. “La
inmatriculación [el acto del primer registro de una finca] de una propiedad a
través de un notario es un proceso complejo, que exige certificaciones y
testigos y que, en este caso, es obviado por una certificación del Obispo”,
señala una fuente del Consejo General del Notariado. Esto es así porque en la
Ley hipotecaria de 1944 se equipara al eclesiástico (el obispo) con un
fedatario público, es decir a un notario, una norma no derogada que, según
algunos expertos, es inconstitucional. Alejandro Torres, catedrático de la
Universidad Pública de Navarra, ha divulgado numerosos artículos sobre este
particular: “Este proceso no es compatible con los principios constitucionales
de igualdad religiosa, neutralidad y separación entre Iglesia y Estado”.
Los privilegios de la Iglesia no acaban en la certificación: también está
exenta de hacer pública la adquisición mediante un edicto. Esa ausencia de
publicidad ha permitido en casi todos los casos que transcurran los dos años de
carencia de que goza una primera inscripción sin que nadie lo advierta y, por
tanto, pueda recurrir.
No todas las diócesis han sido igualmente diligentes a la hora de registrar
propiedades. Es conocido que Lucio Vallejo, el anterior ecónomo del obispado de
Astorga (actual número 2 de las finanzas del Vaticano) hizo que contrataran los
servicios de una aparejadora para llevar a cabo el proceso de
inmatriculaciones. Menos problemas tuvo su colega de la diócesis de Pamplona y
Tudela, Javier Aizpún, por el mero hecho de que es arquitecto.
Precisamente Navarra es la comunidad donde el fenómeno de las
inmatriculaciones ha sido más estudiado y ha dado lugar al nacimiento de una
Plataforma de Defensa del Patrimonio Navarro a la que se han adherido 117
municipios. Dicha plataforma ha llegado a censar hasta 1.087 propiedades a
nombre de las diócesis navarras. “A principios de 2007, de manera casual”, reza
un documento de la plataforma, “se descubrió que la Diócesis navarra estaba
inmatriculando masivamente todo tipo de edificios religiosos, casas, tierras,
arbolados, cementerios… Más de mil escrituraciones desde el año 1998, por unas
docenas de euros, al amparo del artículo 206 de la Ley Hipotecaria, más que
cuestionado por ser totalmente anticonstitucional”.
La conclusión de la plataforma es que la Iglesia se ha convertido en la
mayor inmobiliaria de Navarra. “El procedimiento no exige exposición pública
alguna, por lo que los pueblos navarros no se han enterado y se han encontrado
de la noche a la mañana con que una parte de su patrimonio público, mantenido
siempre con gran esfuerzo, está privatizado”. Alguna población ha iniciado
denuncias ante los juzgados con escasa fortuna.
Esta movilización inmobiliaria se realizó sin una coordinación central a
través de la Conferencia Episcopal. “Las diócesis tienen un elevado grado de
autonomía”, señala José Manuel Vidal, experto en temas religiosos y director de
religiondigital.com, “incluso en temas económicos por lo que no dan cuentas más
que a Roma cada cinco años. Los ecónomos se reúnen una vez al año en unas
jornadas, pero no han tratado conjuntamente el asunto de las inmatriculaciones.
Las diócesis se han limitado a solicitar informes jurídicos a la Conferencia
Episcopal. No creo siquiera que Fernando Giménez Barriocanal, el gerente del Episcopado,
tenga una información detallada al respecto”.
Asociaciones como Europa
Laica han tratado sin éxito de llamar la atención de la opinión pública sobre
este fenómeno que parece irreversible. El asunto se trató en una moción
debatida en el Senado el pasado mes de octubre, presentada por el grupo catalán
Entesa. Se pedía la supresión de la reforma que hizo el Gobierno Aznar en la
Ley Hipotecaria. Pero fracasó por 8 votos contra 12. PP y PNV votaron en
contra, a pesar de reconocer la complejidad jurídica del asunto y las dudas de
inconstitucionalidad.
Análisis:
Este artículo nos cuenta
como una de las instituciones sociales más conocidas, La Iglesia, se aprovecha
del poder social que tiene para sus fines económicos, aprovechándose de sus
devotos de una forma egoísta. Por muchos motivos como por ejemplo estas mismas
instituciones como la Iglesia están siendo puestas en duda y se están llevando
muchas críticas de la sociedad. Esto provoca protestas en contra de la Iglesia
pidiendo explicaciones a estos hechos que manchan su imagen.
Opinión Personal:
Opino que hoy en día hay
demasiadas instituciones sociales y además la mayoría se aprovechan de la buena
fe de la gente, no creo que la iglesia busque eso especialmente pero últimamente
está dando muy mala imagen sobre ellos, dándonos a parecer que son como una
secta que nos muestra algo y luego resulta que son otra cosa muy diferente.
Pero realmente creo en la buena fe de la gente y pienso que no necesitan estas
cosas para enriquecerse y aprovecharse de los demás.
Bibliografía: http://politica.elpais.com/politica/2013/05/05/actualidad/1367768798_397124.html
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