NOTICIA
TEMA 13:
TRABAJO,
OCIO, CONSUMY VALORES.
NOTICIA:
Sin ningún tipo de
duda, el consumo ocupa hoy el centro de la organización económica, política y
cultural de nuestra sociedad. Hace tiempo que ha dejado de ser un mero
instrumento al servicio de nuestra supervivencia material o biológica para
convertirse en uno de los factores principales (tal vez el que más) que
determina la construcción de las identidades personales, de los estilos de
vida, de nuestras formas de pensar y sentir, de las relaciones humanas y de
nuestros valores.
Nos guste o no, el capitalismo de consumo ha sustituído a la
economía de producción y de trabajo y sus valores. Buena parte de los jóvenes
que acceden al mundo laboral hoy ya no identifican el trabajo como el espacio
principal de realización personal y profesional, sino simplemente como el
instrumento que les facilitará el acceso al dinero y, con éste, al consumo.
Para muchos de ellos asociar trabajo con identidad personal y proyecto de vida
(aunque sea como posibilidad o como sueño) se ha convertido en algo
literalmente im-pensable e in-creible. La relación (o prelación)
trabajo-ocio-consumo que habíamos heredado de la sociedad industrial ha saltado
por los aires. Tiene poco sentido que las empresas se lamenten de este cambio,
ya que han sido y son ellas las que por diversos medios (publicidad incluida)
lo han favorecido. Los valores y actitudes que son buenos para aumentar la
cifra de ventas puede ser que sean malos para incrementar la productividad. O
como dice nuestro amigo Carlos Obeso, "no hay cerdos gordos que pesen
poco". Y lo mismo podríamos decir del lamento de las entidades financieras
ahora que ven aumentar la morosidad. Quien ha favorecido un modelo de consumo
basado en el crédito y el endeudamiento de las familias no puede esperar tener
ahora clientes ahorradores y buenos pagadores. Llevamos 30 años educando a la gente en aplazar los pagos y
disfrutar hoy, proyectando los costes al futuro (o, peor aún, haciéndoles creer
que no hay costes). Y ahora, de golpe y porrazo, con la crisis esperamos que
actúen al revés. La libreta de ahorro correspondía a la sociedad de
productores, la tarjeta de crédito corresponde a la sociedad de hiperconsumo.
Estamos en otro mundo. La nuestra, dice Bauman, es la vida del crédito basado
en la deuda y sin ahorros como una forma de guiar los asuntos de los humanos,
tanto en las políticas individuales como en las políticas de estado.
El libro de L.
Albareda nos habla de este
sobreendeudamiento de la sociedad catalana. Familias endeudadas, empresas
endeudadas, administraciones endeudadas. Todos nos gastamos lo que no tenemos.
Todo el mundo está convencido que tiene derecho a mucho más y que nadie ni nada
tiene que limitar nuestras posibilidades. Aquella campaña de una caja de
ahorros catalana (¡de una caja de ahorros!) que decía ho veig, ho vull, ho tinc ("lo
veo, lo quiero, lo tengo") puede ser muy criticable desde el punto de
vista moral y educativo, sin duda, pero es una de las mejores fotografías que
se ha hecho del espíritu de nuestro tiempo. Hemos pasado de la coacción, la
conciencia de límite y el trabajo duro del mundo industrial a la seducción y libre elección del mundo del hiperconsumo. Los nuevos
reyes de estas sociedades no coercitivas son aquéllos que han aprendido a
dominar los mecanismos de estimulación y atracción y que saben suscitar,
canalizar o reforzar en nosotros nuevas necesidades y deseos y que nos saben
convencer de que ya no hay línea que separe lo que es posible de lo que es
imposible: hemos pasado del "no se puede dejar comida en el plato" al
buffet libre o a la barra libre...
El sociólogo francés Alain Ehrenberg (La fatigue de être soi) detecta acertadamente que la mayoría
de nuestros padecimientos actuales (los de las sociedades opulentas, claro
está) tienden a desarrollarse a partir de un exceso de posibilidades, más que
de una profusión de prohibiciones, o limitaciones, como acostumbraba a ocurrir
en el pasado. Nuestros abuelos se habían educado en los valores de la
restricción. Nuestros hijos lo están haciendo en el valor de la compulsión y el
deseo ilimitado. La crisis, sin embargo, pondrá a prueba de manera profunda
este paradigma. Tenemos de nuevo la oportunidad de reinventar y repensar las
decisiones de consumo que queremos. Lo podemos empezar a hacer en lo que nos
atañe, pero también hará falta que se haga a escala europea y global. Y mira tú
que no tengamos que hacerlo por la fuerza y repentinamente.
CRÍTICA:
Esta noticia es muy criticada por la sociedad; por un lado
encontramos el ocio productivo que es el de la gente normal en este ocio se
encuentra los centros comerciales, la playa,
turismo rural, espectáculos…
Por otro lado encontramos el ocio improductivo que es el ocio
de los outsiders; este ocio se ocupa de las paseos por el campo, leer libros no
adquiridos, juegos con cosas de la naturaleza…
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