miércoles, 1 de mayo de 2013

NOTICIA TEMA 2: RIQUEZA ¿REALIDAD O FICCIÓN?

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DEFINICIONES:
RIQUEZA: La riqueza o lucro es la abundancia de recursos valuables, posesiones materiales o el control de tales activos. Puede estudiarse tanto desde el punto de vista antropológico, sociológico, económico o incluso moral. El reparto de la riqueza ha sido motivo de reflexión por algunos pensadores de la Antigüedad. Para Platón, la riqueza debía ser distribuida de forma igualitaria, mientras que para su discípulo Aristóteles debía serlo proporcionalmente al esfuerzo de cada uno. Al introducir la noción crematística, Aristóteles condenó la práctica de acumular la riqueza por ella misma y no con otro fin que el placer personal. En la Edad Media, santo Tomás de Aquino buscó reconciliar el pensamiento de Aristóteles con la doctrina cristiana, y desarrolló el pensamiento de la Escolástica, para la cual prestar dinero con interés era entregarse al pecado mortal de la codicia o avaricia, uno de siete pecados capitales, por lo cual se dejaba esta ocupación a personas de otras creencias, judíos principalmente. Desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XVIII la doctrina económica dominante fue la del Mercantilismo, para la cual el enriquecimiento de los Estados-naciones en principio derivaba del comercio y la industrialización o elaboración de manufacturas, y no del oro importado de las colonias (Bullionismo, desarrollado sobre todo en España y Portugal). En la segunda mitad del siglo XVIII, Adam Smith, fundador de la Escuela clásica de economía, criticó el Mercantilismo y en particular el Bullionismo, negando al oro y a la plata su valor de medida principal de la riqueza, subrayando que se trata en principio de un tipo de riqueza primitiva. Explica que el origen de la riqueza de las naciones deriva del trabajo (concepto de la división del trabajo), de la acumulación de capital y de la valoración de los mercados. Después la producción de riqueza se vinculó a la noción de los factores de producción, que son esencialmente el capital y el trabajo.
POBREZA: La pobreza es un término comparativo utilizado para describir una situación en la que se encuentra parte de una sociedad y que se percibe como la carencia, escasez o falta de los bienes más elementales como por ejemplo alimentos, vivienda, educación o asistencia sanitaria (salud) y agua potable. Así como los medios de obtenerlo (por ejemplo por falta de empleo, nivel de ingresos muy bajo o carencia de estos). También puede ser el resultado de procesos de segregación social. Hay dos definiciones básicas distintas: pobreza absoluta cuando ciertos estándares mínimos de vida, tales como nutrición, salud y vivienda, no pueden ser alcanzados; y la pobreza relativa cuando no se tiene el nivel de ingresos necesarios para satisfacer todas o parte de las necesidades básicas. En este caso se puede efectuar una comparación según el acceso a bienes y subsidios, así como ingreso (personal y familiar). Las formas de medir la pobreza son muy diferentes en ambas definiciones. Desde un punto de vista económico, sociológico y psicológico se complementan ambas. Es particularmente dramática la situación de pobreza absoluta, de la cual es el principal problema de las sociedades sin recursos. Es sociológicamente y psicológicamente muy interesante la pobreza relativa, que la padece quizás gran parte de las sociedades desarrolladas o en vías de desarrollo, se trata de la calidad de vida. Umbral de pobreza que viene definido como la línea fijada en un dólar diario por persona, cantidad que se considera suficiente para la adquisición de productos necesarios para sobrevivir. Si bien el término pobreza se puede usar para caracterizar países o regiones del mundo (usualmente se asocia los países pobres al Hemisferio Sur y los ricos al Norte) es más correcto hablar de países subdesarrollados o en vías de desarrollo y países desarrollados. Las diferencias entre los países pobres y los ricos Lo que hace la diferencia es la actitud de las personas, y sus valores Casi todas las personas buscan la felicidad, y desean ganar dinero y progresar, para sí mismos y sus familias. Y así como hay personas pobres y personas ricas, hay países pobres y países ricos. ¿Dónde está la diferencia? La diferencia entre los países pobres y los ricos no es su antigüedad. Queda demostrado con los casos de países como India y Egipto, que tienen mil años de antigüedad y son pobres. Al contrario, Australia y Nueva Zelanda, que hace poco más de 150 años eran desconocidos, hoy son, todavía, países desarrollados y ricos. La diferencia entre países pobres y ricos, tampoco está en sus recursos naturales, pues Japón tiene un territorio muy pequeño y su 80 % es montañoso, malo para la agricultura y ganado. Sin embargo es una de las primeras potencias económicas del mundo. Su territorio es como una gran fábrica flotante que recibe materia prima de todo el mundo y los exporta transformados, acumulando su riqueza. Por otro lado se encuentra Suiza; sin océanos, tiene una de las mayores flotas náuticas del mundo; no tiene cacao, pero sí el mejor chocolate del mundo; en sus pocos kilómetros cuadrados, cría ovejas y cultiva el suelo solo cuatro meses al año ya que el resto del tiempo es invierno; pero tiene los productos lácteos de mejor calidad de toda Europa. Igual que Japón, no tiene productos naturales, pero da y exporta servicios con calidad muy difícil de superar. Es un país pequeño que da una imagen de seguridad, orden y trabajo, que los convirtió en la “caja fuerte” del mundo. Tampoco es la inteligencia de las personas la diferencia, como lo demuestran los estudiantes de países pobres que emigran a los países ricos y consiguen resultados académicos sobresalientes. Otro ejemplo son los ejecutivos de países ricos que visitan nuestras fábricas, y al hablar con ellos nos damos cuenta que no hay diferencia intelectual. Finalmente no podemos decir que la raza haga la diferencia, pues en los países centro-europeos o nórdicos vemos cómo los llamados “ociosos” de América Latina o de África, demuestran ser la fuerza productiva de esos países. Entonces, ¿qué hace la diferencia? LA ACTITUD DE LAS PERSONAS, Y SUS VALORES, HACEN LA DIFERENCIA Al estudiar la conducta de las personas en los países ricos, se descubre que la mayor parte de la población cumple las siguientes reglas, cuyo orden puede ser discutido:  1. La moral como principio básico  2. El orden y la limpieza  3. La integridad  4. La puntualidad  5. La responsabilidad  6. El deseo de superación  7. El respeto a las leyes y reglamentos  8. El respeto por el derecho de los demás  9. La ética del trabajo 10. El esfuerzo personal ¿Necesitamos de más leyes? ¿No sería suficiente cumplir y hacer cumplir estas 10 simples reglas? En los países pobres sólo una pequeña parte de la población sigue estas reglas en su vida diaria. No somos pobres porque a nuestros países les falten riquezas naturales, o porque la naturaleza haya sido cruel con nosotros. Somos pobres por nuestra actitud, y por no cumplir estas premisas básicas del funcionamiento de una sociedad. NOTICIA: “Siempre ha habido ricos y siempre ha habido pobres en España. Pero nunca en los últimos años la distancia entre unos y otros fue tan grande”. Cristina Delgado y Amanda Mars alertaban esta semana en El País de una de las consecuencias más preocupantes de la crisis: España se ha convertido en el país de la UE con mayor distancia entre las rentas altas y bajas, según el coeficiente Gini, que mide la diferencia de ingresos de un país, y los datos de Eurostat, concretamente la ratio 80/20, que relaciona la población que más ingresa y la que menos, y en la que España bate récords, con un registro de 7,5 frente a Noruega, que tiene un 3,3. Las implicaciones del crecimiento de la desigualdad es uno de los asuntos globales el tema que abordan los profesores Emilio Ontiveros y Mauro Guillén en su nuevo libro “Una nueva época. Los grandes retos del siglo XXI” (Ed. Galaxia Gutemberg, Círculo de Lectores). En él, destacan una aparente contradicción: la desigualdad entre países ha disminuido desde comienzos del siglo XXI, al tiempo que aumenta la desigualdad dentro de los países. Lo primero se justifica por el crecimiento de China, África, los ex países comunistas y América Latina: las economías emergentes han comenzado un proceso de convergencia con los países desarrollados. Pero dentro de las economías más avanzadas, se amplía la división entre ricos y pobres: la renta media del 10% de la población más rica es nueve veces la equivalente a las del 10% más pobre, y en nuestro país las desigualdades en las rentas de trabajo son mayores al promedio de la UE. Guillén y Ontiveros constatan que las implicaciones para la geopolítica del poder de una mayor desigualdad son enormes, que exacerban las tensiones sociales y políticas, y que pueden producir cambios de régimen e inestabilidades más frecuentes. Y a la larga, puede afectar a la lucha contra la pobreza, que ha conseguido reducirse de manera significativa durante los últimos 25 años: en este tiempo ha pasado del 44% a menos del 20% en los países que no pertenecen a la OCDE. El repunte de la desigualdad, concluyen, puede frustrar los esfuerzos para reducir la pobreza. Capítulo aparte merece otra desigualdad: la de género, que también tiene repercusiones económicas una vez reconocido el “stock de talento” que no aprovechan los países que dificultan la incorporación de la mujer al mercado laboral. El libro destaca aspectos novedosos en España, como la contribución al crecimiento económico protagonizado por las españolas gracias a la entrada masiva de emigrantes que se han dedicado a las tareas domésticas. Puedes leer aquí íntegro el capítulo “Un mundo dispar: desigualdad y pobreza”.
FUENTE: http://www.huffingtonpost.es/2012/10/14/pobres-y-ricos-aumenta-la_n_1958307.html OPINIÓN: La desigualdad existente entre ricos y pobres en el seno de los países que componen la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se ha incrementado hasta alcanzar su máximo nivel en 30 años, según refleja un informe elaborado por la institución internacional en el que España se sitúa ligeramente por encima del promedio de la OCDE. En el caso de España, esta brecha se sitúa en once veces. Los datos nacionales muestran que la desigualdad se ha incrementado en los dos últimos años. En concreto, el ingreso medio del 10% de la población española con mayores ingresos era en 2008 alrededor de 38.000 euros, es decir once veces mayor que el del 10% de la población española con menores ingresos, que tenía un ingreso medio de 3.500 euros. No obstante, la institución explica que los impuestos y las prestaciones sociales reducen, en conjunto, un cuarto de la desigualdad, parecido a la media de la OCDE. "La desigualdad ha disminuido desde mediados de los años 80, contrariamente a lo ocurrido en la mayoría de los países de la  OCDE donde ha habido una tendencia importante a la alza en los últimos 25 años (...) Sin embargo, datos nacionales recientes muestran que la desigualdad se ha incrementado en los dos últimos años", destaca la OCDE en el caso de España. Asimismo, la institución aprecia una menor diferencia de salarios entre los trabajadores mejor y peor remunerados, ya que la diferencia de salarios entre el 10% más alto y el 10% más bajo ha disminuido en España un 20% entre el 1994 y el 2008, mientras que en el mismo período, ésta se ha incrementado prácticamente en todo el resto de los países de la OCDE. Además, en el caso de España el informe refleja un aumento de las horas trabajadas para los trabajadores con menor remuneración con respecto a los mejor remunerados. Desde mediados de los años noventa, el 20% inferior de los asalariados aumentó el número anual de horas trabajadas (de 1.040 a 1.180) mientras que el 20% superior de los asalariados disminuyó ligeramente las horas de trabajo (de 2.180 a 2.170). En la mayor parte de los países de la OCDE sucedió lo contrario, ya que los asalariados con menos ingresos trabajaron menos horas y aquellos con más ingresos trabajaron más.




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